martes, 15 de enero de 2008

Un Tour a Pan y Agua

Una de las leyendas urbanas más extendidas sobre el ciclismo, sobretodo entre la legión de deportistas de sábado por la tarde, mando a distancia y palomitas de maíz, es la de que el dopaje está absolutamente justificado por la dureza de los recorridos y que sin recurrir a ayudas externas es imposible realizar una gran vuelta. La leyenda crece y hay gente que piensa que competir una semana seguida también es inaccesible para el cuerpo humano e incluso acabar una carrera con un kilometraje superior a los doscientos kilómetros. Tal como van las cosas, cualquier día también sospecharán de los globeros que hacemos 120 kilómetros en una mañana de domingo.



Pero la leyenda se extiende también hacia algunos ciclistas de alta competición, quizás ya muy alejados de la realidad. Así, en el mes de julio de 2006 después de la primera etapa del Tour de Francia en los Pirineos, el ex-campeón del Mundo Tom Boonen declaró: "Hoy, una persona normal hubiera acabado en el hospital". Gillaume Prebois, un periodista francés especializado en ciclismo y gran aficionado al cicloturismo, se preguntó por el sentido de las palabras de Boonen. ¿Qué significaba? ¿Que ellos eran una especie de casta de elegidos? ¿Que una persona normal debe conformarse sólo con la mediocridad deportiva? Teniendo en cuenta que, salvo error u omisión, Boonen es un humano normal, ¿tenían algún sentido oscuro sus palabras?



A partir de ese momento Prebois empezó a madurar una idea para el año siguiente: realizar todas las etapas del Tour 2007 un día antes que los ciclistas profesionales. Para dar más fuerza al reto y mostrar su limpieza, se propuso, bajo un control médico exhaustivo, no tomar durante la prueba ningún tipo de medicamento ni suplemento vitamínico y, con la colaboración de la Agencia Francesa de Lucha contra el Dopaje, se le realizaron hasta ocho controles sorpresa durante el reto. Finalmente, sus experiencias las relataría diariamente en el periódico Le Monde.
En el primer semestre del año 2007 Guillaume realizó más de 12.000 km de entrenamiento (un profesional puede acumular alrededor de 20.000 km en el mismo período). En compañía de su amigo Fabio Biasiolo, especialista en largas distancias, el viernes 6 de julio de 2007 empezaron su aventura, l"Autre Tour, en la ciudad de Londres. Y veintitrés días más tarde, el sábado 28 de julio, acabaron su aventura en París, sin haber pisado ningún día ni tan solo el vestíbulo de un hospital. Boonen, por lo tanto, se equivocaba.


En el enlace anterior pueden obtener información de cada una de las etapas. Por desgracia, con la publicación de un libro sobre el evento, muchos datos interesantes han sido borrados de la red. Cosas del copyright. La media de velocidad de las etapas oscilaba entre los 30-32 km/h en las etapas llanas, y los 20-23 km/h en las etapas de alta montaña. Cualquiera que haya practicado un poco el ciclismo de carretera se dará cuenta de que estas medias, para dos corredores en solitario, son muy elevadas, de alto nivel. El hematocrito al principio del reto era del 42%, y al final del 38%. Lo lógico y normal. Sus pulsaciones en reposo y el porcentaje de masa muscular, no sufrieron modificación alguna entre el primer y el último día. Es decir, el organismo de Guillaume, gracias a su intensa preparación física, se adaptó a la perfección a las exigencias del esfuerzo.A pesar de la espectacularidad de la hazaña, Guillaume no es un superdotado para el ciclismo como sí lo son todos los ciclistas que corren de profesionales, de manera que las prestaciones de los verdaderos "elegidos" para este deporte pueden ser mucho mayores que las de él. Con L"Autre Tour queda demostrado que es perfectamente posible realizar un Tour sin ayudas.


De esta manera creo que queda clara una verdad de Perogrullo: el dopaje no se usa simplemente para poder terminar las carreras sino para poder realizarlas más rápido. Ahí tienen a Marion Jones. Sin dopaje, el ciclismo sería parecido al que conocemos ahora pero las medias serían más bajas, los corredores tendrían muchos más desfallecimientos y las alternativas de carrera serían mayores. Pero el espectáculo continuaría estando garantizado para el espectador.Empecemos un año que se presenta muy movido con un poco de esperanza.




La Vanguardia, Ramón Tarragó

1 comentario:

Manute dijo...

Hello crack, oye la ruta del domingo la que mejor te venga a ti, por si a caso lo pudiera ir, a si no te causaria mucho transtorno...es que si me llega la licencia tendria que ir a trujillo...Un saludo grande! ;)